miércoles, 1 de abril de 2009

Peregrinos

Estoy muy conmovido por un especial que tuve la oportunidad de ver ayer sobre la salida de África del hombre moderno. Me conmovió en especial ver como se debía de abandonar la comodidad para llegar a otros lugares, como se debía de navegar cada vez en aguas mas profundas, dejarlo todo, no mirar para atrás, no tener la mas mínima idea de lo que había adelante. Sería que estas personas no tenían una percepción como la tenemos nosotros del espacio, del tiempo y del porvenir?. Es que uno agarrar una criatura y salir semidesnudo a caminar hacia lo desconocido!, eso requiere tener muchísimo valor o un grado de inconsciencia muy elevado.

No lo sé, simplemente pienso en la madera de la que estaban hechas estas personas, totalmente aferrados a su instinto de supervivencia, un instinto proyectado al futuro, un devenir.

Que lastima, nada que ver con nosotros: tan cómodos, tan desesperados con el ahora, atormentados por todo lo que aún no ha acontecido, tan diferentes a ese loco que un día abandono a sus amigos con la extraña promesa de que no los volvería a ver en esta vida, que tenía el deber de contar su extraño testimonio ante el emperador cesar y que su destino final sería ese, que los pasos intermedios no eran de su conocimiento, pero que definitivamente en este mundo no se volverían a cruzar sus caminos.

Yo se que mi extraño viajero se volvió a encontrar con sus amigos, por supuesto no en esta vida. También sé que se encontró con sus antepasados nómadas, y como lo sé?, sencillo, por que todos estos caminantes compartían la misma misión: cultivar la semilla de la vida por el mundo. Ahora, pensar en el que hace crecer la semilla es un cuento bien pero bien complejo.

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