domingo, 29 de noviembre de 2009

La espera de la buena noticia

El día de hoy comienza un nuevo ciclo en este peregrinar como iglesia. Este ciclo comienza no con un mensaje llevado hacia una expectativa lejana, sino como una invitación para permitir un cambio radical en la vida de las personas, un ciclo que comienza con el anuncio del mensaje de la gracia salvadora de Dios para los hombres, por que estando el hombre destituido de la gloria de Dios por culpa del pecado (Romanos 3,23), ha enviado Dios a su hijo para salvación del mundo (Juan 3,16). Pero la pregunta que puede surgir en un tiempo de tanto escepticismo como el actual es: que tiene que ver Dios con mi vida?

Ante una pregunta tan directa como esta se puede dar una respuesta sincera y rápida: mucho. Pero para alguien que no se conforme con esta respuesta debemos de hacerle una descripción mas detallada con el inconveniente de que muchos de los elementos estarán orientado a la razón de ser transcendente en el hombre.

El sentido de esperanza en el hombre

El ser humano tiene una convicción de tiempo tan aferrada a su vida que ademas de los ciclos naturales es capaz de celebrar toda clase de eventos de manera periódica. El hombre visto en esta proyección de tiempo se encuentra con muchas interrogantes, ademas de aquel viejo oráculo griego en Delfos que desafiaba al hombre a pensar sobre quien era, la persona se encuentra con dudas sobre su porvenir y sobre el sentido de lo que ha realizado. Todos los sistemas religiosos tratan de dar alternativas a la existencia temporal del ser humano, el cristianismo propone un pensamiento del ser humano como algo valioso para Dios e indispensable en la construcción de sociedad. De esta manera el hombre debe reconocer su existencia presente como el producto del plan de salvación de Dios acumulado hasta ese preciso instante y su porvenir en un perfeccionamiento en sus relaciones con los demás. La esperanza en el hombre será aquella que le permite saber que Dios lo ama y se complace al saber que el se realiza en el servicio con sus projimos (Lucas 10,25-27). Como se puede notar esta esperanza conlleva un compromiso en el hombre, un compromiso de saberse persona en su interacción con los otros.

Lo que es humano

El hombre como imagen y semejanza de Dios está perfectamente dotado para realizar aquello que Dios mismo espera de el: que sea capaz de vivir en el amor. En este punto ocurre una transformación total de lo que es el hombre, ya no es aquella criatura belicosa, aquella criatura con capacidad de raciocinio, ahora se ha convertido en algo superior, en un hijo de Dios que lleva el sello de su Espíritu. El ser humano que es capaz de amar es capaz de perdonar, el ser humano que perdona es humilde ya que sabe reconocer que también PUEDE FALLAR y que el perdón que otorga lo ha recibido de Dios y lo seguirá recibiendo hasta que su amar sea perfecto. Es de hombres equivocarse, es de hijos de Dios perdonar.

El evangelio de la vida

La propuesta evangélica es una invitación por el respeto a la vida, entendida bajo el contexto que sea, se debe de valorar la vida humana como algo que va mas allá del esquema de valores que existan en una sociedad determinada. El evangelio siempre será una invitación para que el hombre valore su vida y la de los demás como una experiencia única, aún para aquellos que quieren poner la vida por debajo de otros misterios que la acompañan como lo pueden ser el razonamiento abstracto, el amor de pareja o el desenfreno de las pasiones.

El dynamis

Bueno, creo que tengo que salir a vivir mas el evangelio, a prepararme mejor para la venida del Señor, por que el evangelio no es cuestión de palabras, es cuestión de poder, de poder reconocer como personas que necesitamos de Dios, que el Espíritu de Dios mora en mis hermanos, que necesito de ellos, para realizarme en el amor y que quizás no lleguemos a comprender el amor, pero cuando todo pase lo conoceremos como el nos conoce.

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