lunes, 15 de febrero de 2010

La confianza en el Señor. Sexto domingo tiempo ordinario. 14 Febrero 2010

Primera lectura. Profeta Jeremias 17, 5-8

El profeta Jeremias, el mismo que se le presento su vocación profetica desde su juventud, se ve enfrentado contra un pueblo que no quiere aceptar a Dios en su vida. Frente a esta perspectiva el Señor le indica: "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor... Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza"

Esta expresión debe de obligar a las personas a cuestionarse de donde está ubicado su corazón. El ser humano es una criatura en busqueda de riquezas y reconocimientos rápidos. Una criatura con capacidad de iniciar muchos planes pero incapaz de acabarlos de una manera recta sin la ayuda del Señor que le proporciona propósitos nobles.

El nuevo testamento parte de un modelo de vida donde el temor de Dios se hace efectivo en el amor entre hermanos (Juan 15,12). El hombre que aparta su corazón del Dios que predico Jesucristo, profese la fé que profese, puede sentir la incapaz medida de su amor y puede terminar sometiendo sus obras a la lógica del mundo que enseña el amor propio, mezquino, encubierto en una portada de buenas intenciones y pocas obras.

Segunda lectura. Primera carta de San Pablo a los Corintios 15, 12. 16-20

"Si Cristo no ha resucitado, vana es vuestra fé"

En la resurrección de Jesucristo descansa nuestra esperanza de que no es en vano que padecemos lo que padecemos. En esta epoca en la que los valores cristianos son perseguidos a traves de los medios, de las estructuras públicas y de la misma conciencia ciudadana, se hace necesario tener una fé que soporte la prueba del fuego que no soporta el oro (I Pedro 1,7), no por nosotros, ya que sostenidos como somos por el amor de Cristo no podemos esperar continuar en nuestras fuerzas lo que Dios mismo concluirá en su infinita misericordia, sino por las generaciones que vienen, para que el cristianismo que ellos reciban, a pesar del daño que le hemos hecho con nuestro mal testimonio, alcance para que el fuego del espiritú siga vivo en el corazón de la iglesia.

Por una esperanza en Cristo que no acaba con esta vida (I Corintios 15, 19), seguimos obrando como sus discipulos en la manera que nos sea posible, reconociendo que ante tanta maldad que hay en el mundo las maneras posibles no son pocas, las obras de misericordia requieren de una revisión constante en nuestras vidas para no llegar a omitir el bien necesario en una sociedad que parece renunciara cada día mas a las salidas legales y honestas:

Obras de Misericordia Espirituales

* Enseñar al que no sabe
* Dar buen consejo a quien lo necesita
* Corregir al que se equivoca
* Perdonar las injurias
* Consolar al afligido
* Tolerar los defectos del prójimo
* Orar por los vivos y los difuntos

Obras de Misericordia Corporales

* Dar de comer al hambriento
* Dar de beber al sediento
* Vestir al desnudo
* Visitar a los enfermos
* Redimir al cautivo
* Dar posada al peregrino
* Sepultar a los muertos

No hay duda que mediante la realización de estas obras la resurrección de Cristo será mas patente para aquellos que no creen que ha resucitado y nos alienta a ser mejores y a perfeccionarnos en las buenas obras

No hay comentarios.:

Publicar un comentario